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Monday, December 28, 2009

Otra perspectiva

La llegada a Melbourne fue como la describió mi hermana: llegué levemente anaranjada por mi gusto por la calabaza, madre está sociable como nadie, y comparamos todo lo australiano con lo argentino, es inevitable. Y me mudo para acá sin pensarlo dos veces. Okay, quizás estamos en un barrio que es un poco mejor, pero todo funciona. Los trams son puntuales; los sales son sales. Lo único que no anda del todo bien es la laptop de V (que se vuelve con nosotras porque requiere un pit stop para que la arreglen).

Podría estar un día entero hablando de las librerías, los negocios de cds y dvds, pero no sé qué tanto les interese. Algo que sí debo comentar: los puestos de sushi en cada cuadra. Como en Bs As hay quioscos por doquier, acá el sushi es más común que el oxígeno creo. Ayer fuimos al shopping más grande (del tamaño de Ezeiza… y aunque suelo exagerar, ésta es una comparación válida), y comimos sushi a lo lindo.



Fuera del consumo al que me estoy prestando, para tratar temas más australianos, el Boxing Day (26 de diciembre, ni idea de por qué le dicen así) fuimos a ver el primer día de un test match de cricket entre Australia y Pakistán en el MCG (Melbourne Cricket Ground). Bateaba Australia y estuvimos casi todo el día disfrutando del deporte. Nos pusimos en las gradas al sol para que no nos diera frío, y terminé, como era de esperar, fucsia y con la marca de la remera, más una mancha blanca en el hombro izquierdo por haberme sacado el protector que usé para la cara y sobró. Brillante lo mío.
Entre las efemérides del día dedicado al deporte, nos entregaron un folleto en el que daban “conversation starters”, por si uno tiene trabas sociales. Honestamente, mi hermana y yo lo podríamos haber usado pero como estábamos juntas no teníamos necesidad de entablar conversaciones con personas ajenas.
Ah, y la mitad de los espectadores estaba más interesado en tomar cerveza y hacer serpientes con los vasos vacíos que en mirar el partido. La hinchada se pasó el día cantando (tuvimos dificultades para entender qué en la mayoría de las profundas melodías), y cuando uno era culpable de que la serpiente se quebrara recibía un sólido: "you are a wanker, you are a wanker, you are a wanker..." cantado por casi todos los espectadores. Al final de la tarde, las pantallas gigantes informaban que había 59206 personas, aunque no estaban contando a las 200 que los sujetos de seguridad habían echado por haber armado bardo.

Hoy fuimos al Botanical Garden, muy lindo, muchas fotos, me creo Annie Liebowitz con la cámara de V. Después estuvimos por la city, y retornamos al hogar. Madre sigue buscando alojamiento para nuestra estadía en Sydney, V hace zapping y me da el honor de escribir en su blog por una fecha, y yo termino esto esperando no haberlos aburrido. Me parecía copado tener una perspectiva fresca de Melbourne.
Aunque no tienen helado. Bueh, si tienen pero no es muy rico.
Eso me hace recapacitar los planes de mudarme a largo plazo.


Ahora escribe V otra vez, simplemente para desearles todo lo mejor en 2010!!

Monday, December 21, 2009

Tres no es multitud

Hace unos días empezó la maratón familiar que me acompañará hasta entrado febrero. No es que viene mucha gente pero serán muchas semanas de compañía constante. Confieso que a medida que se iba acercando la fecha de arribo esta idea me empezó a preocupar un poco; por suerte, todo transcurre entre risas.

Lo primero que pensé cuando vi a hermana cruzar la puerta de vidrio en el aeropuerto fue "pobre, el Sol Pleno no le tomó muy bien". Estaba naranja. No dije nada; después me enteré de que durante mi ausencia se volvió fan del zapallo.

-¿Estoy muy gorda?- fue una de las primeras preguntas que les hice.
-Te fuiste flaca de Buenos Aires… nada se compara a cuando volviste de Estados Unidos.- Dijo hermana sin responderme; por suerte nada se compara a ese ser enorme que había tomado control de mi cuerpo hace unos años.
-Y… estás un poco rellenita,- madre fue sincera y no me pudo mirar a los ojos cuando me lo dijo.
No sé para qué pregunto lo que no quiero que me digan.



-Che, es buenmozo,- comentó madre luego de ser presentada a S, totalmente sorprendida.
-¿Te parece que está bueno?- Miré a hermana.
-Yo qué sé, es normal.-
-Si, obvio que es normal, es un hombre.-
-No bueno, no sé, me imaginaba otra cosa...-
¿Qué pensabas, que vivo con un marciano?

Si madre no se toma vacaciones no sé cuánto más nos reiremos. (Al menos yo.) No para de limpiar todo lo que encuentra a su alcance. La casa estaba impecable cuando llegaron, eh. Pasa que dice “pobre santo, le copamos la casa, es lo mínimo…” como si esta no fuera mi casa. Ok, es la casa de S, pero convengamos que yo vivo acá también.
Madre además de limpiar le habló a S en todo momento. (A S y a quien tuvo oportunidad: gente en el tram, en cualquier negocio, conductor de un bus, Lili, etc. No hace falta aclarar que ni hermana ni yo recibimos este gen, ¿no?) Creo que no les había contado esta característica de S: habla tanto como yo. ¡Pobre S! Pensaba yo cada vez que madre le sacaba tema de conversación. Igual, S un duque. Y Lili nunca se portó tan bien. Ayer se fueron y tenemos la casa para nosotras hasta antes del 31.

Hermana, por su parte, arrasa con libros, DVDs y ropa (remeras con estampas enormes particularmente). Entra en su paraíso cada vez que camina hacia alguna librería donde encuentra todo lo que no nunca llegará a Buenos Aires.

Madre buscó adornos para el comedor de casa durante más de cuatro años (para tapar los agujeros de las luces que había antes, no sé si se acuerdan). Los encontró a la vuelta de casa. Esta casa. Dos días en Melbourne y la mujer ya tenía dos cajas muy prácticas para cargar durante su estadía acá. Pero vale la pena, van a ver que van a quedar divinos.

Cuando madre y hermana me preguntaron qué traer de ropa les escribí algo along the lines of: "… es igual que en BA, no traigan abrigo…". Me tomaron muy enserio y apenas trajeron un sweatercito. Se ve que me extrañaron bastante porque no hacen más que chistes con respecto a la temperatura poco cálida. (Parece que mañana empieza a hacer más calor.)

Mientras tanto, Melbourne se convirtió en una ciudad fantasma. En las calles hay menos gente que en invierno (hibernan), lo cual no molesta para nada con todo lo que estamos caminando y recorriendo. Las dos caen en las inevitables comparaciones de ciudades a cada rato y se sorprenden con el funcionamiento y estado de las cosas.

Mi schedule de actividades y lugares a visitar fue cumplido hasta hoy. Hace un rato hermana preguntó:

-¿Qué toca mañana?-
-Huevo, descanso por favor,- interrumpió madre.
Accedí a tomarnos la mañana con calma e ir viendo un poco. La pequeña me remontó a la gira:
-¡Bien! Mañana libre. Después del medio día arrancamos.-

Acá estamos las tres. ¡Qué declaración! Yo, muy contenta de que por fin puedan ver un poco dónde y cómo estoy viviendo. A dos días de Navidad estoy feliz de que estén acá y podamos pasar estos días juntas.



Que pasen una linda Navidad y disfruten de las vacaciones!!

Wednesday, December 16, 2009

Decisiones de vacaciones

A diferencia de estas últimas semanas, no escribí el lunes porque estaba acá:


[En la foto no hay gente porque la saqué el día anterior, un día helado.]


No es una isla desierta donde no llega internet pero como estoy oficialmente de vacaciones decidí no conectarme hasta volver a Melbourne.

El momento de mayor estrés en Torquay:
Estaba en la playa y vi llegar un grupo de tres chicos y una chica que desensilló a unos veinte metros de donde yo reposaba mi verde cuerpo. Dos cosas me llamaron la atención. Lo primero diferente que tenía esta gente del resto de quienes disfrutaban de su tarde en la playa era que no tenían tablas de surf ni wetsuits. Lo otro fue la remera de uno que me daba la espalda: 19 Messi.
Con el ruido del mar y el viento no podía escuchar en qué idioma hablaban pero considerando que acá el soccer no es grande y que ¿por qué un australiano vestiría una camiseta de fútbol argentina?, sumadas mis ganas de hablar en español (solo hablo con Lili y su prima; no es grave porque (¿todavía?) no me contestan), junté coraje y me acerqué.

Un rato después, llegó otro grupo sin tablas, pero que a simple vista decían 100% locales. Después de jugar un poquito con un frisbee (¿?), clavaron un wicket cerca de la orilla y empezaron a jugar al cricket. No entendí la dinámica de jugar con un bateador y un wicket, ni corrían al batear. Anyway, mientras los chicos la pasaban bomba yo me di vuelta y volví a mi libro.
La pelota de tenis picó cerca mío (la arena no estaba seca, seca, obviamente) y aterrizó en mi espalda, a la altura de mi cintura. Increíblemente ahí se quedó. Giré la cabeza, los chicos aplaudían, se reían. Agarré la ball, y viendo quién se acercaba a buscarla esperé y se la devolví en la mano.

Dos invitaciones, misma noche. Ufff.

Monday, December 7, 2009

La palmera

Un día, muy temprano a la mañana, alguien puso esto alrededor mío. Esto que no me permite ser. Ser soy, sólo que de una manera que no se asemeja en nada a lo que había imaginado tiempo atrás.
Todo cambió el día que este ser raro levantó uno a uno paneles con un grueso marco del mismo color que mis hojas, llenos de cuadrados dentro de este borde y los puso tan cerca de mi cuerpo como pudo, generándome incomodidad y la imposibilidad de moverme.

Mis extremidades se vieron afectadas por esta disposición y al principio no estaban nada contentas. Rama no se llevaba bien con Ramita, hubiera preferido estar más cerca de Ramilla. Ésta, moría de ganas de pasar más tiempo con Ramón pero se tuvo que conformar con la compañía de Rami. Ramera no tenía problema, el roce con cualquiera le venía bien. Ramona no perdió el centro sino las dimensiones y desde su perspectiva (física) superior no dejó de dar indicaciones (todavía las da).

Cuando el viento me permite, puedo ver a toda mi familia. Una atrás de la otra, o una delante de la otra (según quien hable), en una perfecta línea que no llego a ver dónde termina. Las más pequeñas me recuerdan mis primeros meses llenos de inocencia y omnipotencia; creía que a no me pasaría… y acá estoy, atrapada como todas las de mi generación. Miro enfrente y veo a las más experimentadas: altas, fuertes, abiertas. Espero llegar a ser como ellas.

Hace tiempo desistí a la idea de romper lo que me rodea; quien sea construyó esta caparazón fue muy hábil. En cambio, me alimento todo lo que puedo para crecer rápido y vean que no necesito esta protección (en caso que lo hayan puesto por mi bien, cosa que dudo enormemente). Yo digo que hoy no la necesito pero nadie me escucha, a nadie le importa. Nadie me preguntó y aun así acá está; rodeándome, asfixiándome.

Espero que el tiempo pase rápido y que pronto me pueda estirar. Temo que si se demoran voy a haber perdido la movilidad pero más me angustia que me cueste recordar la sensación de libertad; me aterra idealizarla y pensar que puedo morir sin volver a sentirla.


Monday, November 30, 2009

Al médico

La jodita de la caída dejó más secuelas de lo que me hubiera gustado. Nada grave, pero todavía me molesta la mano para escribir... cocer, bordar, abrir la puerta para ir a jugar! jo, jo. Seguro no es nada pero mejor que lo diga un médico.

Llegué al lugar que más que una clínica parece una empresa. Entré a esta torre moderna en plena city, me acerqué a la recepción, di mis datos y me dijeron que espere en la sala de espera (que es igual a la sala de pre embarque en un aeropuerto). Me senté, no llegué a abrir mi libro que alguien dijo mi nombre.

Caminé hacia este hombre y lo seguí a lo largo del eterno pasillo en el que había puertas grises cerradas con carteles "Dr Someone" pegadas en ellas.


Antes de salir de casa había mirado la lista de médicos de este lugar (ni idea para qué porque no conozco a ningún médico), y cuando vi que muchos eran hombres confieso que me entusiasmé un poco. Estaba segura que el tipo al que seguía era algo así como un usher. Del otro lado de la puerta me espera Dr Chase! Cuando entré al consultorio y el tipo este cerró la puerta comprobé una vez más que estos australianos sólo existen en las películas… y en Dr House.

Anyway, después de que le conté que me había caído patinando y que semanas más tarde me seguía doliendo la mano, me agarró de la muñeca y empezó a presionar en distintos puntos.


‘Does it hurt?’ preguntó.

‘No.’

‘Here?’

‘No.’

‘Here?’

‘No.’

‘Here?’

‘No.’

‘He—’

‘Ouch!’

‘Ok, if something’s broken there, nothing can be done.’

Brutal. ‘So?’


El Dr Lee, que vestía una camisa a cuadros negra, roja y blanca prolijamente metida en su jean negro (que por poco no lo ahorcaba), procedió a explicarme lo que podría estar causándome dolor. Este tipo se había recibido hacía media hora o no le enseñaron o no aprendió cómo tiene que hablar con sus pacientes. Entre que su inglés era malo, seseaba y me hablaba en términos médicos, no tengo idea de qué es lo que me causa dolor cada vez que hago fuerza con la mano. Lo único que entendí fue que me podía sacar una radiografía para saber si hay algo roto o no, pero que igual, repitió, no se puede hacer nada. ‘At the end of the day, it’s your decision,’ con una seriedad como si me estuviera hablando de una decisión de vida o muerte.


¿Tiene algún sentido ver el estado de algo que no se puede cambiar? Dudé un poco de su no rotundo (desconfío un poco de los absolutos) pero como en esta vida no soy médica, confié en el chino. Le informé mi meditada decisión y le pregunté: ‘but is there anything you can give me for the pain?’

Giró su silla hacia el escritorio y empezó a tipear en la computadora. El tipo escribía y escribía concentradísimo con la boca abierta cual goldfish. Imprimió la receta y después de que me preguntara cinco veces si tenía alguna otra consulta me fui. Partí sin mi Dr Chase, sin saber si tengo algo mal, pero pensando que la decisión de sacarse una radiografía siempre es una opción.

Monday, November 23, 2009

Sin control

25 años viviendo a cuadras y minutos de milongas o lugares donde se puede ir a bailar tango y jamás fui siquiera a ver un espectáculo. (Sólo en la despedida de Pocha en el Club Armenio pero después de la agitada clase de salsa le di la espalda a los tangueros, y alguna vez vi bailar durante segundos al caminar por San Telmo). A más de 11000 kilómetros de Buenos Aires, bailé tango. Bueh, lo que se dice bailar

Aparentemente el tango es bastante grande en Australia. En realidad no sé cuán grande, pero si hay una "comunidad tanguera". En todos los estados hay prácticas y milongas cada semana, escuelas donde aprender si es una escuela es para aprender, ¿no?, y shows y functions y…
En fin, este era un evento para introducir tango en Geelong (a una hora de acá) y hubo un taller para principiantes. Había un poco más de 100 personas: dos niñas de 5 y 7 años, una pareja de unos 30, y el resto de 40 en adelante. Y yo.

'On your feet, now.'
'No, thanks. I’m happy just watching,' le dije.
'Wasn’t asking, up you go.'
'Really? Must I?'
Me ofreció su mano, la agarré y me levanté.

Si bien había alrededor de 80 personas que tampoco habían bailado tango en sus vidas, yo era la única en ojotas (menciono este detalle para que aprendan de mi error).
Ahí estábamos, mi partner y yo, en un círculo enorme alrededor de los profesores. Además de algunos pasos básicos explicaron que uno era el líder y el otro seguía. Como mi pareja era un hombre y además sabía bailar, él fue el leader.

'Don't look down. Let go, feel it,' me dijo
Me concentré en no bajar la mirada pero estaba a años luz de poder sentir cualquier cosa que no fuera resistencia.
'You have it in your blood, you're so lucky.' Please! Claramente era un fanático; me sentía un robot.
'We'll try something different now. Close your eyes and trust me.'
No iba a contarle de mis issues de confianza así que le hice caso, cerré los ojos y dejé que me guíe. Dudo haber puesto toda mi confianza en este buen hombre pero fue increíble. No puedo describir bien la sensación pero como sentía que el tipo sabía lo que hacía no me daba "cosa" chocar con el resto, que me pise ni nada… creo que hasta sentí que estábamos los dos solos. (Al abrir los ojos agradecí ver que nadie se había ido.)

La clase terminó y bailó la pareja que dio el taller. ¡Cómo disfruto ver gente que baila bien! Casi el ritmo o género que sea.
Después, mientras otra pareja bailaba con una conexión y naturalidad que pocas veces ví… opa, ¿qué está pasando? No fue que escuché una frase que me hiciera recordar algo en particular; es más, no recuerdo ni una palabra del tango que bailaron. Quizá fue lo que me transmitió la pareja, quizá algo de la música, quizá el escuchar algo tan argentino después de tanto tiempo estando a más de 11000 kilómetros… realmente no sé. Sé que se me cerró el pecho y que finalmente, sin querer, I let go. Cuando me di cuenta me fui del auditorio, a recuperar el control.

Monday, November 16, 2009

Crush Dummies

Estoy pensando en cómo empezar a contar esto de manera divertida pero no se me ocurre; empiezo a escribir.
Entré a casa a la tarde, saludé a S. 'Oh My God!' Fue todo lo que dijo.
A esta altura del día ya me podía reir y al ver mi sonrisa preguntó: 'were you run over by a horse?'
'Ha, ha. No.'

Cuarenta minutos después me encontré con mi alumna de español. 'Wow! Seems someone had a good week-end,' me dijo.
'Si, muy bueno.'
'¿Eso es lo que creo que es?'
'Lo dudo. ¿Qué creés que es?'
'A love bite!'
'Ojalá fuera un chupón.' (Hace cuánto no usaba esa palabra.)

No se me ocurre otra cosa que ir directo a lo que pasó.
Becky y yo amanecimos en su casa en Hamilton, pueblo a unas cuatro horas de acá. Como el sábado habíamos ido a las carreras (y dale con los caballitos) y el domingo fuimos a un río, hoy a la mañana decidimos sacar los roller blades del baúl del auto y patinar un poco antes de volver a Melbourne.
'Long and flat or short and hilly?' Me preguntó.
'I say short and hilly. After all we’ve practiced at the park we have to be ready for some hills. But make sure they’re not very steep.'
'Yeah, I agree.'

Supongo que ya estarán imaginando cómo siguió la mañana.
Patinábamos por la calle. Íbamos tranquilas, charlando, una al lado de la otra. Nos metimos en la única calle transitada de Hamilton así que Becky iba adelante y yo la seguía, entre los autos estacionados y los que circulaban. Vi cómo mi amiga empezó a ganar velocidad. Cuando me avivé de que yo no quería ir tan rápido era tarde. Tenía que frenar y no podía controlar mi cuerpo.
A diez metros había una rotonda, si seguía por la calle en la que estaba, directo a la intersección, el auto que pasara me iba a llevar puesta. Todos los autos estacionados eran chicos, si trataba de frenarme con alguno de esos, seguro lo abollaba. Había uno un poco más grande.
Ese. Y que sea lo que Dios quiera.
Hacia allá encaré: el Jeep. Juraba que me iba a poder agarrar de la goma de auxilio. No sé qué hice, pero lejos estuve de poder agarrarme. Reboté y bloooooom, al asfalto. Más que blooooooom creo que fue un golpe rápido y seco. Duro, eso segro.
Abrí los ojos rápido, vi que no tenía ningún corte importante, me arrastré hasta la vereda y me senté en el cordón. Casi que temblaba.
Becky!
Vino hacia mí como pudo. Parece que cruzó la calle y calló en la rotonda, se raspó toda. Mientras nos reíamos, tratando de relajar un poco, se acercó una mujer a ver cómo estábamos. Cuando vio que estábamos enteras nos dijo de todo.

Así estoy: con el cuello y la pera raspadas, la mano izquierda dura, hinchada como si tuviera un guante de boxeo, inmóvil. El 75% de mi cuádricep izquierdo ya manifiesta un moretón, y siento la pierna como un garrote al caminar. Ah! Chichón en la cabeza.

'Did you cry?' Me preguntó S, medio riéndose. 'Sorry, I had to ask.'
'Ha, no.' Pero un poco hubiera querido. La verdad que me asusté. No sé, por ahí soy una llorona, puede ser... pero creo que la sacamos barata.
Obviamente nada de hills para estas dos principiantes. Volveremos a la planicie de Albert Park, en donde tan bien la pasábamos. En un rato, claro, ahora me voy a buscar hielo.

Espero que empiecen la semana mejor que yo.

Wednesday, November 11, 2009

Melbourne Cup Carnival

Cada primer martes de noviembre se corre la Melbourne Cup que es una de las mayores atracciones en Australia (yo nunca había escuchado, claro que eso no quiere decir nada). Ese día es feriado en Melbourne (y en muchas partes de Victoria).
Desde un par de semanas antes ya hay carreras y casi lo único que se escucha y lee es acerca de eso.
Como no entiendo nada de caballos y mi curiosidad no me llevó a interiorizarme en el turf no les puedo contar nada con respecto a resultados, tipos de caballitos y esas cosas. (Siempre pueden googlear o preguntar a quien entienda algo del tema.)
Resulta que para ir a las carreras la gente se viste con lo mejor que tiene. En cada fecha hay competencias para los mejores looks. Los hombres de traje y las mujeres con vestidos, tacos y sombreros (parece que desde hace unos años se aceptan fascinators).

S me dijo de ir con su grupo un sábado, Derby Day, que (creo) es el más top de todos. 'Way above my budget, but thanks.' Y el 3, día de la Melbourne Cup, la vi… por TV. S decidió que no podía vivir esta experiencia desde el living de casa con Lili así que fuimos al pub. Había tanta gente como un sábado a la noche (eran las 3 pm); todos excitados, gritando y chupando a lo loco (para variar) y las mujeres vestidas como si estuvieran en el lugar de la carrera. Unas ridículas.
Los caballitos corrieron, los que habían apostado a Shocking estaban contentos (no era de los favoritos) y los que perdieron no parecían muy molestos y siguieron disfrutando de su tarde. Nos fuimos a lo del hermano mayor, donde estaba toda la flia. y un rato después terminó mi experiencia de la Melbourne Cup. Ni.



Stakes Day el sábado. Ahí fui con cinco locales y Santi, otro argentino. Llegamos a Flemington (medio día) y muchas mujeres ya estaban descalzas. En cuanto vimos un espacio verde decidimos acampar (general admission, nada de marquee), a unos cinco metros de la pista. La brisa nunca corrió y la temperatura no bajó de los 32º. Armamos el pic-nic sobre un cuadrado de plástico celeste. ¡Plástico! Quise preguntar quién había sido la mente brillante pero como no llevé más que mi presencia me quedé callada. Y parada.
A cada 45 minutos-hora había una carrera. No aposté, no se veía nada desde donde estaba; tenía calor. Recorrí en busca de sombra y no encontré. La poca que había, estaba ocupada por los muertos que habían arrancado su lucha contra la deshidratación en el desayuno.
Mi entretenimiento fue caminar entre las más de 78.000 personas y sacar fotos a vestidos y sombreros (si, estaba re divertida). Me caminé la vida; a las 3.30 pm mis pies ardían, imploraban libertad. No, mantené la línea.
Con el reflejo del sol no podía ver la mini pantalla de mi máquina y tampoco me esforcé mucho. Saqué a lo turista (cosa que claramente era). Al otro día, conecto el stick: dos fotos. DOS. Se había quedado sin espacio. Una genia. Una tarada.

Pero necesito volver al sábado. A la vuelta, el tren estaba hasta la manija. Por suerte conseguí asiento al lado de la ventana. Becky, mi amiga, enfrente mío y Santi al lado de ella. Al lado mío un rubio y a su lado su novia. Arrancó el tren.
'Uf, pobre pibe, no puede con su alma.'
Santi se rió. Yo también.
El rubio empezó a transpirar. Y no paró. Se mecía en el asiento (para el lado de su amada, por suerte). Ya no tenía poros en su cuerpo por donde liberar su sudor.
'Are we far? This is isn’t looking good,' le dije a mi amiga.
Becky se rió. Yo sonreí.
La novia le dio una bolsa al rubio. Dejame de joder, flaco aguantá.
'Nos podemos mover?' Fue una pregunta muy estúpida porque no cabía un alfiler.
Santi y Becky se rieron. Yo no.
Primera estación en la city. La novia se levantó. Gracias. El rubio no pudo. Acto reflejo, me hice bolita contra la ventana, quería atravesarla.
El rubio se aferró a la bolsa y llamó a Hugo. Unas cuantas veces. Tantas, que llegamos a la próxima estación. El hdp depositó la bolsa, se paró y se bajó. Pobre novia tuvo que cargar con la bolsa. Y este detalle es importantísimo: la bolsa no era de plástico, era tejida. Con lo cual, la novia bajó con la bolsa vacía, y lo que había en su interior… no me quedó otra que volver descalza. La rpmqtp.


Sunday, November 1, 2009

...es deuda! (II)

Esquina de Flinders Station a la hora acordada; miré, miré, miré y nada. Si bien no me acordaba de su cara (habían pasado dos semanas y habíamos hablado 20 minutos en un bar), recordaba su cabellera perfectamente.
Un tipo con pantalones y camisa negra, chaqueta de cuero marrón (combinación de colores que sale a lo loco por acá) y el pelo recogido se paró contra una pared al pie de la escalera, y rolled su cigarrillo. Levantó la vista, me miró. Estábamos a unos quince metros. Me miró, me miró, me miró y nada.
Me acerqué. 'Hi, Jason?'
'Yeah, I was looking at you… thought it was you but wasn’t sure.'
Gracias por acercarte.

En el tram camino a Fitzroy yo sentía algo raro pero no, no podía ser. Como en el trayecto me contó que salía bastante por esa zona le dije que eligiera dónde cenar. Estábamos en una calle donde había un bar al lado del otro y después de caminar un par de cuadras se decidió. El lugar tenía tanta onda como Vivaldi (divino para un sábado a la mañana o café con amigas a la noche…).

Durante la cena me contó de su familia, su hermano que 'is muuuch younger than me, he's 20.
No le daba más de 27. 'How old are you?'
'27. Actually, today is my birthday.'
'Nah, happy birthday!'
'Thank you.'
'But… why aren't you celebrating? Don't you care?'
'Well, I am celebrating; thought it'd be nice to spend it with you.'
'Oh, okay…' Freak.

Terminamos de comer, se levantó: 'let's go. Let's rock and roll, young lady.' ¿Nosotros? Not in this life time.

Nos sentamos en la terraza de un pub, The Union, en donde casi lo único que sentí fue la distancia que crecía a cada minuto. La otra cosa que sentí fue la confirmación de lo que había percibido en el tram: un intenso olor a sobaco.
Mi grado de interés era tal que no registré ninguno de sus monólogos. No era que yo estaba secota, eh. Cada uno hablaba de lo suyo; creo que de lo único que dialogamos un poco fue de fútbol y Maradona (lo que refleja lo mucho que teníamos en común). Lo único que registré fueron sus repetitivos 'yeah?' o 'you know what I mean?' al final de cada frase, a lo que yo respondía con otro 'yeah' o 'sure' o algo por el estilo.
A esta altura, después de tres horas, consideré que mi esfuerzo había sido enorme y ya era hora de volver a casita. Mientras pensaba cómo informarle esto al muchacho: relámpagos, truenos y la lluvia fuerte que no vi caer en meses.

Había que ir adentro a comprar las cervezas, y cuando fue a buscar su tercera volvió cambiado. Y yo que pensaba que ya nada podía empeorar. ¿A quién me hacés acordar? Hmm… ¡ya sé! Salvo que no me generás la misma ternura. Con la humedad de esa noche no había necesidad alguna de soltarse el cabello. La hora y media que todavía quedaba no pude hacer más que mirarle el pelo y preguntarme ¿por qué?


'What would you like to do? You wanna stay here or try another pub, maybe?'
'No, no. Sorry, but I'll be heading back.'
'Really? I was going to ask you to come home for coffee or another drink.'
Juaaaa. 'I don't want to miss the last tram and I told you it was an early night for me.'
'No worries, we'll do something fun some other time.'
Tanto le importó que yo no perdiera el tram que tomó lo que quedaba de su cerveza como si se estuviera quemando con sopa. Finalmente apoyó el vaso vacío pero faltaba su cigarrillo. Por poco no se fuma el dedo.

Llegamos a la parada, 'you're going back to the city?' pregunté.
'No, just walked with you because I'm a gentleman.'
El tipo había subido y bajado del tram delante mío, entrado y salido de los lugares siempre antes que yo, pedido su comida y sus cervezas sin siquiera preguntarme... fue de lo más gracioso que escuché en la noche.
Llegó mi tram y me dijo: 'Hope to see you soon.'
'Yeah.'
You know what I mean?



Sunday, October 25, 2009

Super X

Faltaban dos horas para que empezara el evento y yo ya me estaba preguntando en qué momento accedí a esta invitación, como si no debiera preparar nada para dentro de 10 días. Te acordaste tarde, ahora relajá.
S, la hermana mayor, el hermano mayor y yo, éramos los únicos en este exclusivo sector del estadio; teníamos la mejor mesa, frente al ventanal y sin ninguna otra mesa cerca. Después de hojear la revista de la carrera (que fue lo mismo que mirar un manual de bioquímica) y probarme la gorra gigante que estaba encima de mi plato, no había mucho más para hacer. Salimos a ver qué pasaba afuera. Pasar no pasaba mucho: seguían armando los obstáculos, mojando la tierra, poniendo los cosos esos para marcar los límites... Pregunté cómo era el tema de la carrera y algunas cuestiones técnicas para entender un poco lo que iba a estar viendo en un rato. La gente (todos hombres) fue cayendo al baile y por suerte entramos a comer.




Otra vez afuera a la tribuna, esta vez a ver un poco de acción. Al lado mío se sentó el (no tan) joven que conocí el fin de semana anterior. '…seems Charlie is keen on you going on Saturday,' me dijo S en la semana.
'Ha, ha. Sure,' sonreí cuando S no me vio.
Cada bajada de la bandera cuadriculada marcaba la caída de mi entusiasmo. Le pregunté a Charlie cómo era el tema de la carrera y algunas cuestiones técnicas, no porque no hubiera entendido antes, supongo que para hablar de algo o porque me quise hacer la que me interesaba... Traté de ponerle onda a las motitos pero si cuando algo me interesa (según ustedes) mi cara no lo expresa, pobre hombre la expresión que habrá visto.
'You'll have to come back so that I take you sailing. Much more fun than this.'
'I think I’d enjoy that.'
La última carrera terminó en el momento justo. Más de tres horas de ver el mismo circuito y el ruidito ensordecedor fueron más que suficiente para una primera experiencia.

De vuelta a Torquay, todos sentados en la terraza frente al fuego. '…this is the circle of trust,' o algo así dijo el hermano mayor en un momento de reflexión. Gracias por incluirme pero ya pertenezco a uno. El hermano mayor siguió: '…which may shift onto the circle of looove.'
Ahí va mejor.

Friday, October 16, 2009

Tram

'How are you travelling?' Me pregunta.
'How am I travelling now, you mean?'
'Yeah.’ Duh! estoy segura que lo quiere decir.
'By tram. Number 1 tonight.'


A simple vista: el grupo de orientales que no para de gritar; el de los headphones tipo DJ; el de los headphones blancos que musicaliza a todos los pasajeros; la que se admira en la ventana; la que lee; la que lee lo que lee la que lee; el que termina su bebida y se hace el gil cuando deja la botella debajo del asiento; el que mirás; el que te mira (que no es el que mirás), muchos perdidos en sus iPhones o BlackBerries…



A veces, de noche, estás en un tram de los viejos y se queda. Si. Se enganchan los cables o lo que sea hay ahí arriba y no se mueve. Los dos tipos que están al fondo, el conductor, tus dos amigas y vos se bajan a empujar. (Casi lo mismo que empujar un Polo. Ja!) De casualidad lo mueven los dos milímitreos necesarios y vuelven a subir. Y las señoras (no tan señoras, cómodas las describe mejor) te agradecen. De nada hermana, lo hice por vos.

Otras veces, suben ellos. Sorprenden en cada puerta. No se les va a escapar ninguna presa. De golpe te preguntás si estás en la sala de lectura de la biblioteca y cuando te muestran su credencial volvés al viaje. No hay vez que no agarren a alguien que no haya pagado la card y proceden al bolsillo de su sobretodo azul marino, sacan su libreta y copian los datos para la multa. Los que se hacen los vivos intentan zafar con una actuación berreta de no sabía pero no tienen chance (jamás vi a un argento, eh). Los inspectores se bajan sonriendo, saboreando su rato de poder.

Llegando o saliendo de mi parada ya nos conocemos: el de la casa de hamburguesas; el de la librería; la china del chino de la vuelta; el rubio que va a jugar al tenis lookeado para ir al boli; la que parece de otra galaxia, tiene la piel plateada y respira en una bolsa de plástico del mismo color; el pelado con la cara y cabeza tatuada con flores y arabescos, con su jean bordeaux doblado, zapatillas (modelo 86) negras y soquetes, buzo verde cerrado hasta el cuello.
Este buen hombre se sube – tram casi vacío en esta zona – y ¿dónde se sienta? Al lado mío, claro. Huele a cenicero que no se enjuagó en años y me asusta cuando me habla, siempre. No sé cómo responderle, nunca. Por suerte se baja pronto.


Una carcajada interrumpe mi verborragia.
'Haaaa… just wanted to know how you were doing.'
'Oh. Fine, thanks.'

Friday, October 9, 2009

Paréntesis


Querido //:

Redacto estas líneas con motivo del aniversario de nuestra primera gira. Claramente nacimos tiempo antes de dicha expedición (mucho, mucho antes) pero se me ocurre que es la fecha oportuna para conmemorar nuestra unión; valorar nuestros sólidos lazos estos días en los que la calle está tan dura.

Fueron doce intensos meses en los que nunca faltó la unión y el apoyo. En este tiempo también, tuvimos que despedir a una integrante que fue atrapada por un sentimiento que no compartimos. Me atrevo a agradecer en nombre de todas, una vez más, a quien dio todo (su rendimiento disminuyó notablemente en las últimas semanas pero revivió su esencia durante la recordada última noche). Confiamos en que parte de tu desempeño actual se debe a la ejecución de lo adquirido junto a nosotras. ¡Éxitos!

Me quiero morir que no puedo brindar con ustedes. Es mi deseo que mi ausencia no sea notada sino físicamente. Estoy absolutamente comprometida con este equipo y mediante la presente confirmo mi voluntad por seguir enviando mis aportes internacionales.
Me apena pensar que el año que viene quizá no festejaremos juntas (a causa de una expulsión, claramente) pero como aquél intelectual nos enseñó en su humilde pero cálido hogar en Rosario: ¡sin temor!
Intento no adelantarme, el // no proyecta.

A mis queridas compañeras, no es momento de reflexiones profundas. Que este fin de semana las encuentre festejando ya sea dentro o fuera de la confi.
Las saludo afectuosamente en este día tan importante y les agradezco la constante compañía durante mi experiencia por estas tierras.

Las quiero FUERTE.
Cheers!

Integrante 002. Cat: A


Friday, October 2, 2009

Indulgence

Una materia en una semana: nueve mujeres y un hombre los alumnos; seminarios con autores por las mañanas y un escritor por las tardes; todos los días de 9 a 5; un reader bastante grueso para leer de antemano; talleres; debates; presentaciones; géneros inexplorados; mucha exposición; un cuento mío para que todos leyeran antes y nueve para leer y comentar.
Algo de cada día.

Lunes: poesía. Cerca del medio día juré que Keats iba a aparecer del más allá a llevarme con él. No fue malo lo que produjimos y resultó muy enriquecedor.
'We as writers…' 'It is us writers…' 'When writing…' Escucho esto desde marzo. Obvio que no esperaba que las materias estuvieran dirigidas a ingenieros pero no me puedo dar por aludida… me siento irrespetuosa.
Terminala. Hacete cargo.

Martes: un ejercicio a la tarde que se trataba de ir a un momento. Ese momento. 'Go. Now. Tell us what it is.'
Fueron leyendo, uno más oscuro y denso que el otro. Llegó mi turno.
Terminé y apoyé el cuaderno, levanté la cabeza con un poco de vergüenza, terror ante el eye contact con todos, mi cara se había prendido fuego.
'Powerful.'


Miércoles: una autora a la mañana. De esas personas que se ganan tu respeto y admiración enseguida sin que sepas bien porqué. Pero después de los primeros diez minutos tuve ganas de irme al aeropuerto y subirme en el primer avión que volara a Buenos Aires.
Ansiedad relativamente bajo control, y me di cuenta qué era: transparencia, sinceridad; las cosas como son. El recurrente tema del camino hacia la realización (¿hay línea de llegada?) .

Jueves: todo lo que presenté hasta ahora (en el año), son cosas con importancia para mi, esas cosas que necesitás contar. Bastante deprimente en realidad y nada muy bueno además.
Para hoy habíamos leído ocho de los pieces de mis compas, todos géneros y estilos diferentes, todos buenísimos.


Y el mío. No quiero no quiero no quiero.
Leí, se rieron, después preguntaron y sugirieron. Me fui con nueve copias de mi cuento llenas de comentarios para seguir trabajando y la enorme satisfacción de haberme animado a no quedarme en lo conocido. So brave!

Viernes: una editora de una editorial multinacional y otra de una independiente. Dos maneras de ver el mundo: números y palabras (¡qué aclaración!).
Así fue toda la semana en realidad: presentaciones y puntos de vista absolutamente opuestos que me sirvieron para definir algunas posturas y darle identidad a muchas ideas, entre otras cosas.

Lo que escuché, registré, las miles de preguntas que surgieron, lo poco que entendí y lo mucho que no, pero sobre todo lo que sentí, me dejó exhausta. Feliz.

Sunday, September 27, 2009

GF

El sábado se jugó la Grand Final de la AFL (Australian Football League = Aussie rules football), 'GF Day' (gii ef, todo en iniciales), todos very excited.
No importa si tu equipo no juega la final, ese día todos se juntan en alguna casa o bar para celebrar este día tan Victorian.

Salí hacia la city al medio día. La gente con sus bufandas blancas y azules o blancas y rojas (o coloradas, sorry) convivía pacíficamente en el tram (fue la primera vez que viajé parada, todo el mundo estaba afuera) y en las calles de Melbourne.
Llegué a la casa de cuatro estudiantes cerca de la Uni. Pasillo, cortina baja para el proyector, sillones llenos de gente, muchas más botellas de las que se te ocurren quince personas pueden haber tomado a las 2 de la tarde y la travesía de pasar entre todos estos inmóviles jóvenes y encontrar un lugar. Chicos chicos, si colaboran y mueven los piecitos puedo pasar, ¿no les molesta no estar viendo nada en la pantalla? Soy yo la que aparece ahí, si me dejan pasar volvemos al partido... Son estatuas nena, trepá, ni se enteran.

'Who are you going for?' me preguntó el que estaba al lado.
'Cats.'
'Why would you? You live near St Kilda.' (Los equipos son por suburbs.)
'Yeah, but my aussie family is in Geelong… and I don't know, I like that team.'

Los Cats ganaron hace dos años (creo) después de miiiil años de nada, una onda Racing (bah, no creo que tanto tiempo como Racing sin títulos) y, al igual que La Academia hace ya años luz, este equipo me dio un poco de ¿ternura? (no sé cuál es la palabra pero bue, se entiende).
Durante el primer quarter improvisamos una apuesta. Cada uno sacó un papel con el nombre de un jugador (los entendidos seleccionaron a los mejores) y al final del partido, cuando entregaran el premio al mejor jugador quien tuviera ese papel ganaría unos dólares.
'There's one left, who didn’t get it?'
'That’s for Kate, she’ll be here soon.'
'Oh! Let me change it then… this one will never make it.'
'Ha, ha.' 'Ha, ha.' 'Ha, ha.' ¡Pero qué tipos graciosos!

Kate, que sabe tanto de footy como yo, preguntó al sacar su papel: 'I got Paul Chapman, is he good? What will I win?'
'… don't think you'll be winning. Ha, ha.' 'Ha, ha.' 'Ha, ha.'

¿Se están riendo enserio?

Long-story short: Saints dominaron los primeros tres cuartos. Paul Chapman metió un golazo al final, salió elegido figura y ganaron los Cats.
'Show me money boys.' Kate se ocupó de cobrar en nombre de su jugador con una soberbia que me sorprendí bancando con mucha más emoción de la que se necesitaba. Y así, sin entender una regla ni haber ganado la apuesta casera, sentí mi primera Grand Final: entre amigos.





Friday, September 18, 2009

Season Finale

1 received message: Ladies, I’ll see you on Wed night. X won Y… we’re 4th on the ladder and in the finals by 3 on goal difference. Congratulations!
Awsome! Mejor que de verdad la nieve no sea tan buena como la nuestra… Ya habíamos decidido quedarnos en caso de clasificar.
Nunca presté mucha atención a cómo es el sistema de finales pero lo importante era que si perdíamos el primero estábamos out.

Perdimos.
'Great game team. Well done, we had a great season! Who’s up for some drinks?'

'Me!' 'Me!' 'Me!' …
Yo también estoy pero ¿antes no pueden enojarse dos segundos? Perdimos en el último minuto y ustedes ni mu. Valoremos lo logrado, ok… pero sientan un mínimo de bronca, please.

Minutos antes, shaking hands con las contrarias: 'Well played, good effort,' me decían. A la tercera me fui de la cancha porque estaba muy cerca de revolear el palo. Good effort? ¿Good effort pero una lástima que no les alcanzó? ¿Por qué no te vas un poquito a...?
Cuando me di cuenta de que no me lo decían de chiva calenchu se me pasó un poco. Politeness, algo que sabemos no tengo muy incorporado.


Después de cada partido votamos a las tres mejores jugadoras y eso se revelaría la noche de Vote Count. Llegó la noche. A las 7 de la tarde nos juntamos en una casa (los horarios son un tema aparte) y ahí se arrancó. Todo está siempre estrictamente calculado; cuando el reloj marcó las ocho y media partimos a un bar-restaurant con bastante onda y se siguió.
Por la mesa pasaban los mojitos; desfilaban frescos, tentadores. Esto recién empieza, mejor no mezclar, quedate con tu cerve. Se leyeron los resultados. Obtuve un buen puesto considerando que jugué siete de 18 partidos y gracias a eso me pegué un viaje al Pool cuando tuve que tomar un tequila.

-Hay algo mal en esta ciudad.- Dije mientras cruzábamos el río un rato después.
Me miraron con cara de '¿de qué hablás?'
-Y, parece que estuviera amaneciendo y son las dos y media de la mañana. No puede ser que a esta hora haya tanta luz. What's going on?
'Something's wrong, yes. It’s 6.10.'

Y todavía faltaba para el Finale.

Saturday, September 12, 2009

El tiempo

El viernes me desperté y lo vi.
Había leído en el diario que llegaría el sábado pero se adelantó. Me quedé parada en silencio, sosteniendo mi taza con café, mirándolo, sonriendo. Me detuve en la alegría que me estaba causando su aparición y me sentí de unos cuarenta y tantos.

-Estamos hartas del frío, no vemos la hora de estar en la playa- me dijeron las chicas unos días antes de irse. Era principio de julio.
-A mi no me molesta el frio, no es tan grave aparte. Es mas o menos como en Buenos Aires.

Siempre dije que me gusta más el invierno que el verano. Bullshit! No que mintiera a propósito, lo tenía incorporado, no sé porqué. Quizá porque siempre me las arreglaba para ir a esquiar, pero no tiene mucho sentido porque son solo unos días en cuatro meses.
Hace varias temporadas que nada de spooning tampoco, así que ese (por más que me gustaría), tampoco es el motivo. Ni idea…
Ahora que estoy mucho más aliviada con esta oscura confesión puedo agregar que este invierno particularmente me tiene po-dri-da. Estoy harta. ¡Andate de una vez!

Los días son grises y fríos. Llueve dos veces por semana seguro. No es una lluvia torrencial (sequía hace unos cuantos años) pero la garúa alcanza para agarrarte cuando estás en la calle y empaparte (¿paraguas? Nah, tengo una gran habilidad para perderlos). Y el viento, tema aparte. Hace unas semanas alguien abrió la ventana y se olvidó de cerrarla. Te volás.

“Aunque no lo veas, el sol siempre está.” No me consuela. (Ya sé que no hay que tomarla literalmente pero ni siquiera imaginarlo me hace sentir un poco mejor.) By the way, que frase más pegajosa.
Ajj!
No debería quejarme. La Pequeña me escribe después de su corto verano inglés: veo una hoja que se está cayendo y le digo “Ay! Please, no. No te caigas, todavía no.” En comparación con otros lugares no es tan frio ni grave, el tema es este gris que no sabía iba a ser constante. No es que ande por la vida con estos ánimos, es solo que extraño un poco el calorcito.

El viernes, mi nuevo amigo el sol, y yo la pasamos genial caminando por ahí. Fue una visita express, pero ya falta menos para que se quede por más tiempo. Y si, me parece que este es un síntoma de vejez (estaba por decir crecimiento pero claramente no corresponde). Hablar del clima es tema para viejos o desconocidos. Y como nos conocemos, oficialmente soy vieja.


Saturday, September 5, 2009

Origen y destino


Aparentemente acá todos cocinan. Nadie me lo dijo pero lo asumo porque cada vez que digo que yo no lo hago me encuentro frente a la misma reacción.

Al principio me resultaba curioso que entre las típicas preguntas (¿Cuándo llegaste? ¿Hasta cuándo te quedás? ¿Dónde y con quién vivís? ¿Qué estudiás? ¿Qué vas a hacer cuando termines? etc.), casi nunca falta 'What do you cook?'
'I don’t cook.'
'Oh, really?' Cejas levantadas y un asombro que me asombra.
Si estoy hablando con más de una persona, siempre hay una que le dice a la otra: 'Did you hear? She doesn’t cook!' seguido de una risita que atenta contra mi limitada paciencia. 'So what do you eat?'
'Food. ¿Creés que me alimento de pasto? Well, I do cook, just basics...'

La mejor fue Mrs C, quien no se pudo callar después de pegar un gritito agudo cuando se enteró de mi gran defecto. 'What you cook is very important because blah, blah...' Levantando el dedito índice derecho y expresando toda su pasión por la cocina me dijo: '… and what is most important is where the food comes from.' Y siguió con la explicación de porqué conocer la procedencia de lo que comemos es imprescindible.
Enough. Me quedé parada, 'Hmm… aha…' mientras en mi mente había cualquier cosa menos tomates, manzanas o gallinas.

Pensé en esta escena durante un buen tiempo y se me ocurre que por ahí esta mujer no estaba tan equivocada. Creo haber entendido un poco sobre la importancia de saber de dónde viene lo que tenés ahí, delante de los ojos, pero ¿qué pasa cuando no sabés qué hacer con los ingredientes? Hoy se me ocurre (elijo creer) que con un poco de práctica y otro tanto de creatividad, quizá logre entrar a MasterChef* Australia 2010.



Dream Large, leo todo el tiempo.





*Reality que fue un éxito este año.

Sunday, August 16, 2009

Go Uni!



Juego en el equipo social del club de la universidad. Entrenamos una hora y media una vez por semana, somos unas 20 y con suerte llegamos a juntar 11 para cada partido.

Si hay tiempo antes de que empiece el partido unas pocas damos una vuelta a la cancha (eso habrá pasado tres veces). Paradas formando un círculo en el lateral, el Coach nos dice de qué jugamos y una vez que el umpire sopla su silbato entramos. Trotamos una atrás de la otra por la línea de media cancha y nos paramos en frente de las contrarias. Su captain says: “Brunswick (todavía no entiendo qué dicen acá), Melbourne Uni, hip ra!” y todo el equipo contesta “RA, RA, RA!” haciendo golpecitos con el palo en el impecable césped sintético. Nuestra capitana dice su parte, respondemos, sorteo, “good luck,” apretón de manos y a jugar.

En el primer tiempo de mi primer partido apenas decía tímidamente “yep,” “on the right,” “here…” para que me pasen la ball. No había registrado los nombres y no me daba mucho ponerme a gritar. En el segundo tiempo, de repente me encontré alentando al team: “go uni!” “Keep it up girls!” “Bring it in!” Me sentía en una película yankee jugando el partido. Ganamos. (No existe el tercer tiempo y ni hablar de bañarse después de jugar.) Fue el primer triunfo de la temporada (yo me uní en la mitad) y la semana siguiente entrenamos en el pub.

Pasaron los partidos, fui entrando en confianza con las chicas y entendiendo cómo juegan. Pero tengo serios problemas de comunicación con mi wing. Este sábado, la miré y luego hice un pase al espacio. Todo lo que Cas hizo fue mover sus ojos, ni siquiera su cabeza. Observó cómo la bocha rodó no muy lejos de ella y no tan velozmente hasta salir de la cancha. Indignada, me dí vuelta para volver a mi posición y en el lateral, el Coach, siempre sonriendo y con los brazos extendidos al costado del cuerpo, levantó y giró sus manos: “bad luck.”
“Yeah,” me quedé mirando y sonriendo como si hubiera complicidad entre nosotros.
Observate un segundo. Estás en una cancha, tus piernas tienen ese color oliva, invierno siniestro, estás transpirada como si hubieras corrido una maratón y tenés un plástico que apenas entra en tu boca. ¿De verdad te creés sexy? Come on! Dejá de divagar, tratá de cerrar la boquita, date vuelta y volvé a tu marca.

Terminamos ganando 3-0. “Great game Uni! If we win the next two we’ll be playing finals.” Genial participar en semejante acontecimiento...si no fuera porque había arreglado unos días de ski para el primer fin de semana de septiembre (fecha en que empiezan las finales, obvio).

Don't Uni!

Sunday, August 9, 2009

La ventana

La ventana de mi cuarto da a una calle que no es muy transitada. En la cuadra de enfrente hay casas victorianas, una pegada a la otra (como en todo el suburb y en la mayor parte de la ciudad). Como la vista no me inspira nada apenas miro hacia afuera para ver el cielo a la mañana. (Aunque no sirve de mucho porque acá pasamos de un cielo despejado a esa garúa insoportable en segundos, es prácticamente imposible estar vestida de acuerdo al clima.)

Siempre que salgo de casa camino hacia la derecha porque para ese lado están los cafés, farmacia, super, parada de tram, en fin, todo lo que necesito. Hace un par de semanas me di cuenta de que casi no conocía el “otro lado” y decidí cambiar mi trayecto. Crucé la puerta y salí hacia la izquierda, doblé en la esquina bordeando la casa, observé mi ventana y me llevé una gran sorpresa.

¿Por qué no sentí curiosidad un poco antes? Unos cuatro, cinco meses atrás... Al día siguiente inicié mi habitual camino hacia la ciudad, a comprar un blackout.

Sunday, July 26, 2009

Under Pressure


Después de la inesperada repercusión de ‘lo prometido…’ y ‘…es deuda’ (¡qué tipa creativa!) damos inicio a este espacio.
Generaron presión pero también me empujaron a salir un poco más a la vida para bajar el record de cinco meses.
Mientras surja otra historieta como la de R y su pomada mágica contaré un poco de mis días acá (aunque temo que eso les va a interesar muy poco!!).