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Wednesday, June 9, 2010

Últimos días

El plan era salir después del medio día para Phillip Island, a ver pingüinos. Este lugar queda a unas dos horas y media de Melbourne y está bien llegar a la tardecita porque recién cuando oscurece las criaturas salen a jugar. El domingo la ciudad amaneció en su típico día de invierno, ese que no voy a extrañar: temperatura alrededor de siete grados, mucho viento, lluvia, cielo grisáceo, una angustia. Lucy y Becky decidieron suspender el petit trip y aunque me decepcionó un poco, enseguida me entusiasmé con la propuesta de ir a otro lugar que no conocía.
Había escuchado que Mt Dandenong no era gran cosa y me encantaría confirmarlo o refutarlo pero llegamos cuando este pueblo ya estaba durmiendo y toda la luz que había la daban los autos que de vez en cuando nos cruzaban en la ruta. Para empezar, salimos de casa tarde y después nos perdimos unas tres veces. Este lugar queda a cuarenta minutos de acá y si bien todo está indicado por carteles, llegar a destino siempre es una pequeña odisea. No sé si la gente acá tiene algún problema de orientación o si trasladarse es tan complicado como parece porque no manejo. Lo cierto es que cada auto tiene una Melway a la cual su conductor recurre con frecuencia para saber dónde está parado y cómo llegar adonde sea que necesita ir.
Caminando, muchos andan sus iPhones siguiendo el google map para hacer 20 metros sin doblar… en fin. Cuestión que seguimos el mapa que el telefonito nos indicaba pero de repente, mientras subíamos la montañita, el circulito azul que indicaba nuestra ubicación se empezó a alejar de la ruta por la que debíamos andar. Hacia abajo volvimos, cada vez más oscuro, estaba cantado que no íbamos a ver nada desde la cima.
Finalmente llegamos, nos congelamos mientras sacamos un par de fotos de la ciudad iluminada, la garúa volvió a hacerse presente y decidimos partir. Las chicas querían ir a cenar, les dije que no había problema (eran las 6 y media) pero que yo no comía, que había arreglado para cenar con Timmy, que no había entendido que el programa incluía cena, perdón. Un restaurant cozy casi en el medio de la nada y una de mis mejores noches acá. Además de que obviamente comí algo (la comida es riquísima en todos lados y si hay algo a lo que no me resistí jamás fue a probar lo que me pusieran en un plato, y el plato que me había prometido Tim no me entusiasmaba mucho), fue una larga cena en la que una de las chicas contó que quería dejar al novio y, mis amigos, si ustedes consideran que yo soy cerrada, no sé cómo describirían a la gente acá. Llevó un año pero entre Lucy y yo logramos que Becky por fin hable. (Mientras escribo pienso en la ardua tarea que entonces muchos han tenido conmigo, ja!). Tres veces tuve que mandarle mensaje a este chico diciéndole que estaba demorada. Llegué a su casa a cualquier hora y como claramente no nos conocemos mucho, tenía un poco de cosa de cómo se lo habría tomado porque todos son medio estresaditos con los horarios y sos un irrespetuoso si hacés algo como lo que yo hice. Pero mi Timmy me abrió la puerta con una sonrisa y los brazos abiertos. Preparamos el kangaroo (único país que come su emblema nacional) y otro tick en la lista. (Si alguna vez comen canguro asegúrense de que esté casi saltando porque si se pasa un toque puede ser tan agradable como masticar suela de zapato.)


También fui a pasar unos días a Torquay, a lo de la hermana de S, como ya me mal acostumbré cada vez que necesitaba salir un rato de la ciudad; esta vez de despedida. No faltó fuego en la chimenea que tienen en la terraza, ni vino en nuestras copas, ni la constante charla acerca de la nada misma y otro tanto de algunas cuestiones que nos importan más. La misma pregunta que muchas me hicieron estos días no tardó en llegar: ‘So, what’s Tim’s story?’ Y al igual que a ustedes, mi respuesta fue bastante escueta. Estudia, trabaja, es de no sé dónde en Victoria y ahora vive cerca de casa. Siguió la pregunta que intenté obviar tantas veces. ‘You are a cougar,’ o algo así me dijo K. Y bue, supongo que me pasa por prejuiciosa. ‘Will there be tears and drama at the airport with Tim?’ preguntó después.
‘Nah, it’s all good, we’re just enjoying the moment,’ de verdad no creo que vaya a ser dramático.
‘See you later,’ le dije a K en la estación, le di un abrazo y me fui sintiendo que la veo en tres semanas. Más tarde ese día me despedí del team de hockey; como en todo equipo, me llegó desdpedirme de algunas, de otras para nada. Me queda despedirme de un par de personas, las más cercanas. Quiero hacerme la que me duele irme porque de verdad no quiero irme, pero no puedo ni fingir lágrimas de cocodrilo.

El fin de semana me voy de acá, me parece increíble. El tiempo voló, y no puedo creer que tan pronto los voy a ver; sólo quedan unas paradas antes de Buenos Aires. Gracias por haberme leído y acompañado todos estos meses, los sentí muy cerca a todos.
Si puedo, vuelvo a escribir antes de partir, y sino nos encontraremos la semana que viene desde donde sea estemos con Jeni.

4 comments:

Anonymous said...

counting the minutes, ms. cougar
jajaja ya te va a agarrar el bajón cuando te des cuenta de que no los volvés a ver (sí, ya sé, soy re copada por suerte)
falta poco yay!

Anonymous said...

quiero una foto de Tim!!!!! Vic, en cuanto te asientes de nuevo en Bs As, avisame... yo me volví a vivir a Campana, pero viajo muuuy seguido a Capital. Así que quiero que organicemos para vernos! Disfrutá tus últimos días lejos!!!

Besote

Virgi

Anonymous said...

que lindo tu relato amiga, no puedo creer que estes describiendo tu partida, cuando parece ayer que te fuiste de aca. son muchas cosas las que viviste, pero sobretodo una gran experiencia para tu vida... te quiero mucho y estoy tachando los días para tu regreso.
la peti

Anonymous said...

Posteate una foto de Timmy Vic, al menos para cerrar el blog con la frutillita del postre!!..te quieroo y te esperamos pronto!!! MV

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