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Monday, March 15, 2010

Rutina

Dependiendo del día, el reloj me indica dónde tengo que estar solamente tres veces por semana. Una es la universidad, otra entrenamiento, y la tercera es con Rose. Un viaje en tram de quince minutos, otro de otros tantos, 83 mil cuadras a pie, y Rose me recibe sentada en su cuarto, al lado de su cama.

Antes de llegar a ella me registro en la hoja de ingresos, paso por dos puertas corredizas que abro con una tarjeta magnética, camino por el pasillo que tiene habitaciones a la izquierda y un jardín de invierno a la derecha donde nunca vi a nadie. A medida que camino, el olor que es una mezcla de esterilizantes, jabones, pañales y vaya a saber uno qué más, me ahoga y quiero dejar de respirar. En las puertas de las habitaciones hay fotos de quienes están adentro con carteles con una letra y número. Tengo que pasar por cinco hasta llegar a Rose, y siempre miro y encuentro lo mismo particularmente en una. Es P11. En realidad, antes de acercarme a esta puerta sé que está, porque unos pasos atrás empiezo a escucharla. Pienso en que no me gustaría llegar a estar así: en una cama casi al nivel del piso, siempre boca arriba con la boca abierta, haciendo sonidos. Me pregunto si le faltará mucho, cuál es el sentido.

Sigo y llego a lo de Rose. Entro y en la cama de enfrente está la misma señora también, mirando TV, escuchando música. Es chiquita y tiene anteojos grandes; está hundida en la almohada. Me sonríe cuando le digo ‘Hi’, transmite dulzura.

Rose está vestida con su chomba rosa y sus pantalones azules. Tiene el pelo impecable porque a la mañana la visitó la peluquera. En los pies, tiene sandalias y medias de nylon (cualquiera sea la estación). Se pone ansiosa y corre la mesa corrediza que tiene delante de ella. Le digo que se prepare, que ya vuelvo. Agarra su bolsito y nos vamos.

La llevo por el camino por el que entré y salimos del edificio. En todos estos meses, nunca tuvimos que suspender por el clima. Debe tener un ángel a parte porque no importa cuánto llovió dos minutos antes, a las 2 pm el cielo se calma y se vuelve a largar una hora después, cuando yo salgo.
Un poco de aire, casi siempre unos rayos de sol, y Rose que dice ‘Thank you, thank you.’ Llegamos al otro edificio y vamos por otro pasillo que en el medio tiene una gran vitrina con piernas, pies, brazos ortopédicos que no puedo mirar de lleno. Doblamos a la derecha, otro pasillo y llegamos al café.
Si hay algo que abunda en esta ciudad son las cafeterías. El café es riquísimo, disfruto de mis take-awaya lattes por donde ande. Como no podía ser de otro modo, el café de este lugar es intomable, así que Rose toma su té y come alguna porción de torta mientras yo hablo. Nos conocemos hace un año y las conversaciones han variado muy poco. Cada tema dura aproximadamente tres meses. Primero le conté de dónde soy y qué estoy haciendo acá, después dónde vivo acá y acerca de las vacaciones, ahora me pregunta si hablé con mi mamá desde que volvió a Argentina y me comenta lo lindo que fue conocerla.

Camino a la habitación pasamos por el kiosco y se compra la última revista (generalmente con Brangelina en la tapa). La dejo en la silla, me aprieta la mano y sonríe. Me dice que nos vemos la semana que viene, le digo que sí y me voy.

La rutina establece un orden pero por suerte ningún día es igual al de la semana anterior. Cada clase en la universidad aprendo algo de teoría, del mercado, de esta cultura, incluso de mí. En entrenamiento me divierto con mis amigas, me despejo un poco y con suerte presto un poco de atención a alguna jugada. Y con Rose… sinceramente no sé. Espero que sea una de esas cosas que con el tiempo pueda entender.

2 comments:

Anonymous said...

It's a character builder, i guess
Post muy serio
Poné otra foto de freddy jajajaja
Y por un par de semanas, las revistas van a ser de Sandra Bullock y no de Brangelina
Quizás a vos no te afecte demasiado, pero estoy bastante segura de que a Rose, sí
Anywho, seguí nomás con tu rutina... pensá que tiene fecha límite
Nos hablamos,
Besos!

VICU said...

no puedo creer que en todos estos largos meses de encontrarnos por skype, de hablar de cosas serias, anecdotas, boludeces, de compartir textos y fotos, etc. etc. nunca me contaste que visitas una vez por semana a una seniora en un, geriatrico? adivine?.
que es esta nueva faceta en tu vida, daly? no lo hubiera imaginado!

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