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Monday, January 25, 2010

Open

'At what time are they starting tomorrow?' Nanny asked.
'Eleven.'
'So we leave at ten?'
'10:45.'
'Too late. We must take advantage of the tickets.'
'Llegamos rápido y además va a ser largo. Diez y media, period.'

Muchas cosas abiertas en el Australian Open Nah! Si te despertaste ocurrente. Sh.
Sombrillas, paraguas, abanicos, camisas (debajo de las cuales no había nada agradable para la vista), negocios… incluso yo, que socialicé con los vecinos de asientos.


El techo del Rod Laver Arena estuvo abierto en parte, y el sol entró y bajó por las gradas a lo largo del court central. Cuando cruzó la cancha y vino a nuestra zona yo hubiera querido abrir mi remera. Y mis jeans. Vos sola vas en jeans.
Ni el agobiante calor puede con mi apetito, y como éste también estaba abierto recorrí varios de los 34.762 puestos de comida. Helado triple de chocolate obsession que no refresca sino que da sed. Mucha sed. Y otra vuelta a comprar algo más para acompañar la jornada.

De a ratos hubiera querido cerrar la boca de los que estaban alrededor. (Tampoco es que estoy taaan sociable.) Anyway, ante la falta de aguja e hilo y cuando los partidos no me entretenían tanto (nunca pasó con Andy. Oh, Andy) traté de abrir algo más.
Me corrí de donde me estaba derritiendo. En la sombra, sentí frío a los tres minutos y me quise ir otra vez. Donde estuviera iba a estar incómoda, o creyendo que estaría mejor en otro lugar. Me quedé. Volví a mirar el pequeño espacio por el que entraba el sol y toda la sombra que había; pensé que hay veces que apenas un pedacito de luz te permite ver todo con gran claridad. Hay veces que solo un saquito basta.

Monday, January 18, 2010

Otra perspectiva (II)

Despues [computadora ajena, disculpen la falta de tildes] de la debacle de recibir a Nanny, y ya preparando la valija para volver (sin ganas) a Bs. A., hago los siguientes comentarios:

Podria vivir en las librerias de Sydney y/o Melbourne

Las agua vivas son gigantes

Los koalas en el zoo estan dopados

Voy a extraniar los puestos callejeros de sushi

Los aros no son buenos (seria la unica falla del pais)

V se despierta de buen humor... hasta canta!

Sherlock Holmes es una buena pelicula

El helado de Butter Scotch & Honey (algo asi) con Milo (una especie de Nesquik) es riquisimo

Mc Donald's es igual en todas partes (salvo que solo aca vi comer papas fritas con cono de vainilla. Es un asco, lo se, pero no me podia guardar esta vision desagradable)

La Opera Tosca, version moderna, no agrado a Madre ni Abuelita

Manly Beach bajo la lluvia sigue siendo copada

Albert Park es tranquilo y apacible

Torquay, a pesar del tema del alerta por incendios, es el lugar para vacacionar

V se despierta de buen humor... despues de tres semanas!

Los australianos que estan buenos viven en Hollywood (bah, vi dos o tres interesantes)

La programacion de TV los fines de semana es malisima

La Universidad donde estudia V es increible

Resumiendo, no me quiero ir, tanto por el lugar como por V, y en cuando pueda me vuelvo. Aunque no en invierno, hace demasiado frio y no prenden la calefaccion. Aparte, me queda pendiente:

Aprender a hacer surf

Conocer a un australiano presentable

Ver algun partido del Open de tenis

Ir a NZ y Tasmania

Tomarme una cerveza... todavia quedan dos noches

Vuelo a Sydney

Si vuelan a Sydney y tienen alguna consulta acerca del aeropuerto no duden en escribirme; fui tres veces en 18 horas. Y no porque queda en el medio de la ciudad o porque hubiera algo interesante para ver. Entre [no hay tilde en esta maquina], espere, camine, espere, averigue, espere.

Madre, hermana y yo aterrizamos en esta ciudad al medio dia y despues de caminar por la zona del hotel volvi al aeropuerto a buscar a la cuarta integrante de este equipo durante la estadia en Sydney. No se si fue mi entusiasmo por ver a mi abuela despues de tanto tiempo, que apenas sali con el horario del vuelo anotado en un papelito que meti en el bolsillo del jean. Camino al aeropuerto me senti un poco livianita pero cuantos vuelos puede tener Qantas de Buenos Aires a Sydney por dia? Lo encuentro al toque.
Lo que encontre al toque fue la pantalla de Arrivals que decia que el vuelo de Qantas procediente de BA (uno solo, en eso no me habia equivocado), llegaba a las 22.35. El senior que buscaba otro arribo se encontro con una desquiciada gritandole al televisor. Eran las 17.40. Por mas entusiasmo que tuviera, como no llame al aeropuerto antes de salir?

Entre al hotel y el tensiometro de madre estuvo al borde de la explosion cuando nos enteramos que el avion habia sido derivado a Melbourne porque no se porque ya era tarde para aterrizar en Sydney. Asi no suena grave, el asunto es que Nanny no tenia la direccion ni el telefono de nuestro hotel en Sydney. No le habiamos dado ni el nombre. Y en Qantas no nos podian decir a que hotel la mandaban.
-Trae tu tel V. Nanny va a llamar ahi seguro,- me pidio madre desplomada sobre un sofa.
-No creo que me llame, con lo despistada que es no lo anoto ni en pedo, pero lo traigo...- y fui a mi mochila. Volvi:
-O capaz que no, porque me lo deje en Melbourne.- Y llore de risa.

Llamados a Buenos Aires y Uruguay contando el desencuentro por si Nanny llamaba.
-Esto solo le pasa a tu abuela, va a estar bien. Contame de ahi, que estas comprando?- me dijo Matilde (mi tia), no muy preocupada por el paradero de su madre.
Mientras tanto, mi madre, estaba trepada pensando en la presion de Nanny.
-Ta todo bien ma, tomate un vino,- le decia hermana desde la cama.

A la maniana siguiente, Qantas finalmente nos dio algo de informacion y nos encontramos con Nanny en la Gate 2. Una lagrimilla con el abrazo Que no se note (estoy segura que ella penso lo mismo), y finalmente las cuatro juntas salimos a recorrer Sydney.

Lo unico que queda ahora es el resarcimiento. El vuelo estuvo cinco horas antes de salir en Ezeiza (pasajeros a bordo), hizo escala en Auckland, la transferencia a Melbourne y en la aerolinea no les dijeron nada. Me sorprende que mi abuela, cuyo segundo nombre deberia ser un derivado del termino "queja", no pensaba hacer nada. Llego a Melbourne y me pongo a llorar por unas millas o pasaje, o algo.

Lo unico que tengo para decir de Sydney es que solo en dos lugares pense "yo aca ya estuve". Obviamente la primera fue la Opera House (saque tantas fotos... ni una vale la pena). Y ahora necesito su ayuda: los trenes de tres niveles. Viajamos en tren aca no? Porque tuve esa sensacion pero no tengo un claro recuerdo, y no fue un deja vu. Tenia otro recuerdo pero ahora se me borro...


Quedan dos dias con madre y hermana snif ... asi que me voy a disfrutarlas.

Wednesday, January 13, 2010

Aussie Santa

Creo que no hubo Navidad que no abriera algún regalo y pensara: ¿y esto? Y tuviera que poner mi mejor cara de "qué lindo. Mil gracias," mientras ese Santa miraba expectante mi reacción. Así fue que muchas veces me quedé con ganas de preguntar ¿no me conocés? Porque quien me hizo ese tipo de regalos no es un paracaidista que el 23 se enteró que pasaba el 24 conmigo. Si ese hubiera sido el caso: un amor la intención. Pero no, saben perfectamente que no uso remeras de lycra rojas con lentejuelas y plumas (además, me dan alergia), que no necesito paneras, que no escucho a los Backstreet Boys, y así podría seguir.
Tiene que haber una regla o algo así porque encima ese tipo de regalos no se pueden cambiar porque lo compraron afuera, o lejos, o es tan feo que en el negocio donde lo compraron no puede haber nada que me vaya a gustar o ser útil.

Sé que puedo estar sonando desagradecida, y aseguro que no lo soy. Mi punto es que si me vas a regalar algo y me conocés (detalle importantísimo), ¿por qué hacer la gran Homero Simpson?


Ahora que lo pienso, yo también he hecho regalos de cosas que me gustan a mí queriendo “contagiar” ese gusto al otro, pero en cuanto me doy cuenta, pienso en quien lo va a recibir.

Bueno, me fui completamente de tema porque esta vez no recibí nada que no me gustara y la idea no era escribir acerca de regalos de Navidad pasados pero se ve que necesitaba decirlo. Lo que quería mostrarles, es el regalo que recibió el can que habita esta casa.

Nos despedimos de S y Lili el 23 y recién nos vimos esta semana. Una de las primeras cosas que me mostró S después de hablar un poco de lo típico (qué hiciste, cómo la pasaste, mucha playa…) fue esto:



¿Y esto? Un collar, no soy tarada, pero realmente ¿y esto?

Levanté la mirada y ahí estaba S, mirándome sin expresar la cara de espanto que esperaba encontrar. No sé cómo controlé la risa y le pregunté: 'Who gave her this?' (AKA ¿quién fue el/la hdp?)

-Decime que es un chiste,- me dijo Madre cuando entró a la cocina y lo único que vio sobre la mesa fue el obsequio para Lili.
Enseguida entró hermana y preguntó: -¿Qué es esa grasada?- No pude responder.

El regalo lo hizo la chica que S frecuenta. Esto me hizo pensar otro poco. Si yo tuviera un perro y alguien le regalara ese collar pensaría que no está muy interesado en algo serio. Lo pienso un segundo más y es una pavada atómica. Si alguien con quien salgo tiene un perro y no quiero verlo más no gasto ni dos centavos... no quiero ni pensar lo que costará un collar de cuero con todo ese brisho (eso no es brillo).Mejor suspendo con las teorías sobre relaciones porque evidentemente no son mi área de expertise.

Volviendo a los regalos, al menos nosotros podemos cambiar o no usar lo que nos regalan, pobre Lili debe ser el hazmereir del parque. Quizá le haga un favor a su imagen y lo haga desaparecer o le haga algún corte...

O mejor, quizá sólo me compadezca de ella. Si me descubren me voy a perder el festejo del 1 cumpleaños, y eso, estoy segura, va a ser a todo trapo.




Sunday, January 10, 2010

Reencuentro


Al igual que cuando fui al aeropuerto a buscar a Madre y Hermana, el otro día cuando fui a buscar a Clara y a Matías a la estación de tren, una de las cosas que más me gustó fue la sensación de ser local. (Si bien acá no me siento turista hace mucho, el hecho de recibir gente siempre me gustó. Bah, en determinadas ocasiones prefiero ser visitante. Te vas de tema.)

Clara apareció el año pasado en Facebook y después de varios mails en los que nos pusimos al tanto de nuestras vidas recibí uno de ella que decía: "en diciembre voy para Australia a visitar al Mati. Tenemos que vernos sí o sí." Obvio, le respondí, y un tiempo después los fui a buscar a la estación.

Desde la plataforma yo miraba un poco ansiosa entre la gente que se paraba de sus asientos para bajar del tren, tratando de reconocerla y practicando caras en caso de que no. (No sé muy bien porqué esto, supongo que no quería que ella viera cara de ¿quién sos?)
No hizo falta acudir a mis dotes actorales, la reconocí enseguida. Está igual. !Pero si estás igual! (Me reí sola.) Igual, igual a como la recordaba con sus piernas largas, short verde y remera de North claramente no, pero el resto, igual. Supongo que me entienden. El que no tenía nada de igual era "el Mati", que la última vez que lo vi tenía cuatro años. (Si hubiera tenido algo de igual hubiera sido preocupante. A ver si cortamos un poco con los paréntesis.) Al lado del metro 92 de Mati me sentí un chicón de suelo.

-¿Te acostumbraste rápido a manejar del otro lado?- Me preguntó Matías cuando salimos de la casa, camino a Bells Beach.
-Se, los primeros días un poco más lenta pero ya me acostumbré.-
-Te ubicás perfecto acá,- dijo Clara (en referencia a Torquay).
-Es que vengo cada vez que puedo y como verán, es chico.-
Sólo hizo falta que ella lo dijera y que yo lo confirmara para que termináramos en el medio del campo, a varios kilómetros de la playa. Por suerte alguien inventó el GPS.

Después de la visita a Bells fuimos para otra playa, y mientras los niños de entre seis y diez años entraban en calor corriendo por la orilla y después con sus tablas iban en busca de las olas, nosotras cotorreábamos como dos grandes amigas que nunca perdieron el contacto. (Con esa descripción asumo queda claro el contenido de los variados temas de conversación.)

Nota personal a los del D: les comento que tratamos el tema Soo Chin que tanto nos ocupó el año pasado. Quién sabe, quizá la terminemos encontrando en Facebook y se de una vuelta por la reunioncita de 10 años, todavía tenemos tiempo. A decir verdad, no quiero que bajen los brazos, pero con ese nombre va a estar complicado...

Al atardecer, otra vez hacia la estación, la promesa de seguir en contacto, abrazos varios...

Clara me hizo pegar un viaje adonde hacía muchísimo no iba; me llevó unos días volver. Una o la otra, o las dos, viajaremos para volver a vernos. Ojalá no falten otros 16 años para ese reencuentro.

(La semana pasada no me pude conectar, vuelvo a escribir en breve.)