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Monday, December 28, 2009

Otra perspectiva

La llegada a Melbourne fue como la describió mi hermana: llegué levemente anaranjada por mi gusto por la calabaza, madre está sociable como nadie, y comparamos todo lo australiano con lo argentino, es inevitable. Y me mudo para acá sin pensarlo dos veces. Okay, quizás estamos en un barrio que es un poco mejor, pero todo funciona. Los trams son puntuales; los sales son sales. Lo único que no anda del todo bien es la laptop de V (que se vuelve con nosotras porque requiere un pit stop para que la arreglen).

Podría estar un día entero hablando de las librerías, los negocios de cds y dvds, pero no sé qué tanto les interese. Algo que sí debo comentar: los puestos de sushi en cada cuadra. Como en Bs As hay quioscos por doquier, acá el sushi es más común que el oxígeno creo. Ayer fuimos al shopping más grande (del tamaño de Ezeiza… y aunque suelo exagerar, ésta es una comparación válida), y comimos sushi a lo lindo.



Fuera del consumo al que me estoy prestando, para tratar temas más australianos, el Boxing Day (26 de diciembre, ni idea de por qué le dicen así) fuimos a ver el primer día de un test match de cricket entre Australia y Pakistán en el MCG (Melbourne Cricket Ground). Bateaba Australia y estuvimos casi todo el día disfrutando del deporte. Nos pusimos en las gradas al sol para que no nos diera frío, y terminé, como era de esperar, fucsia y con la marca de la remera, más una mancha blanca en el hombro izquierdo por haberme sacado el protector que usé para la cara y sobró. Brillante lo mío.
Entre las efemérides del día dedicado al deporte, nos entregaron un folleto en el que daban “conversation starters”, por si uno tiene trabas sociales. Honestamente, mi hermana y yo lo podríamos haber usado pero como estábamos juntas no teníamos necesidad de entablar conversaciones con personas ajenas.
Ah, y la mitad de los espectadores estaba más interesado en tomar cerveza y hacer serpientes con los vasos vacíos que en mirar el partido. La hinchada se pasó el día cantando (tuvimos dificultades para entender qué en la mayoría de las profundas melodías), y cuando uno era culpable de que la serpiente se quebrara recibía un sólido: "you are a wanker, you are a wanker, you are a wanker..." cantado por casi todos los espectadores. Al final de la tarde, las pantallas gigantes informaban que había 59206 personas, aunque no estaban contando a las 200 que los sujetos de seguridad habían echado por haber armado bardo.

Hoy fuimos al Botanical Garden, muy lindo, muchas fotos, me creo Annie Liebowitz con la cámara de V. Después estuvimos por la city, y retornamos al hogar. Madre sigue buscando alojamiento para nuestra estadía en Sydney, V hace zapping y me da el honor de escribir en su blog por una fecha, y yo termino esto esperando no haberlos aburrido. Me parecía copado tener una perspectiva fresca de Melbourne.
Aunque no tienen helado. Bueh, si tienen pero no es muy rico.
Eso me hace recapacitar los planes de mudarme a largo plazo.


Ahora escribe V otra vez, simplemente para desearles todo lo mejor en 2010!!

Monday, December 21, 2009

Tres no es multitud

Hace unos días empezó la maratón familiar que me acompañará hasta entrado febrero. No es que viene mucha gente pero serán muchas semanas de compañía constante. Confieso que a medida que se iba acercando la fecha de arribo esta idea me empezó a preocupar un poco; por suerte, todo transcurre entre risas.

Lo primero que pensé cuando vi a hermana cruzar la puerta de vidrio en el aeropuerto fue "pobre, el Sol Pleno no le tomó muy bien". Estaba naranja. No dije nada; después me enteré de que durante mi ausencia se volvió fan del zapallo.

-¿Estoy muy gorda?- fue una de las primeras preguntas que les hice.
-Te fuiste flaca de Buenos Aires… nada se compara a cuando volviste de Estados Unidos.- Dijo hermana sin responderme; por suerte nada se compara a ese ser enorme que había tomado control de mi cuerpo hace unos años.
-Y… estás un poco rellenita,- madre fue sincera y no me pudo mirar a los ojos cuando me lo dijo.
No sé para qué pregunto lo que no quiero que me digan.



-Che, es buenmozo,- comentó madre luego de ser presentada a S, totalmente sorprendida.
-¿Te parece que está bueno?- Miré a hermana.
-Yo qué sé, es normal.-
-Si, obvio que es normal, es un hombre.-
-No bueno, no sé, me imaginaba otra cosa...-
¿Qué pensabas, que vivo con un marciano?

Si madre no se toma vacaciones no sé cuánto más nos reiremos. (Al menos yo.) No para de limpiar todo lo que encuentra a su alcance. La casa estaba impecable cuando llegaron, eh. Pasa que dice “pobre santo, le copamos la casa, es lo mínimo…” como si esta no fuera mi casa. Ok, es la casa de S, pero convengamos que yo vivo acá también.
Madre además de limpiar le habló a S en todo momento. (A S y a quien tuvo oportunidad: gente en el tram, en cualquier negocio, conductor de un bus, Lili, etc. No hace falta aclarar que ni hermana ni yo recibimos este gen, ¿no?) Creo que no les había contado esta característica de S: habla tanto como yo. ¡Pobre S! Pensaba yo cada vez que madre le sacaba tema de conversación. Igual, S un duque. Y Lili nunca se portó tan bien. Ayer se fueron y tenemos la casa para nosotras hasta antes del 31.

Hermana, por su parte, arrasa con libros, DVDs y ropa (remeras con estampas enormes particularmente). Entra en su paraíso cada vez que camina hacia alguna librería donde encuentra todo lo que no nunca llegará a Buenos Aires.

Madre buscó adornos para el comedor de casa durante más de cuatro años (para tapar los agujeros de las luces que había antes, no sé si se acuerdan). Los encontró a la vuelta de casa. Esta casa. Dos días en Melbourne y la mujer ya tenía dos cajas muy prácticas para cargar durante su estadía acá. Pero vale la pena, van a ver que van a quedar divinos.

Cuando madre y hermana me preguntaron qué traer de ropa les escribí algo along the lines of: "… es igual que en BA, no traigan abrigo…". Me tomaron muy enserio y apenas trajeron un sweatercito. Se ve que me extrañaron bastante porque no hacen más que chistes con respecto a la temperatura poco cálida. (Parece que mañana empieza a hacer más calor.)

Mientras tanto, Melbourne se convirtió en una ciudad fantasma. En las calles hay menos gente que en invierno (hibernan), lo cual no molesta para nada con todo lo que estamos caminando y recorriendo. Las dos caen en las inevitables comparaciones de ciudades a cada rato y se sorprenden con el funcionamiento y estado de las cosas.

Mi schedule de actividades y lugares a visitar fue cumplido hasta hoy. Hace un rato hermana preguntó:

-¿Qué toca mañana?-
-Huevo, descanso por favor,- interrumpió madre.
Accedí a tomarnos la mañana con calma e ir viendo un poco. La pequeña me remontó a la gira:
-¡Bien! Mañana libre. Después del medio día arrancamos.-

Acá estamos las tres. ¡Qué declaración! Yo, muy contenta de que por fin puedan ver un poco dónde y cómo estoy viviendo. A dos días de Navidad estoy feliz de que estén acá y podamos pasar estos días juntas.



Que pasen una linda Navidad y disfruten de las vacaciones!!

Wednesday, December 16, 2009

Decisiones de vacaciones

A diferencia de estas últimas semanas, no escribí el lunes porque estaba acá:


[En la foto no hay gente porque la saqué el día anterior, un día helado.]


No es una isla desierta donde no llega internet pero como estoy oficialmente de vacaciones decidí no conectarme hasta volver a Melbourne.

El momento de mayor estrés en Torquay:
Estaba en la playa y vi llegar un grupo de tres chicos y una chica que desensilló a unos veinte metros de donde yo reposaba mi verde cuerpo. Dos cosas me llamaron la atención. Lo primero diferente que tenía esta gente del resto de quienes disfrutaban de su tarde en la playa era que no tenían tablas de surf ni wetsuits. Lo otro fue la remera de uno que me daba la espalda: 19 Messi.
Con el ruido del mar y el viento no podía escuchar en qué idioma hablaban pero considerando que acá el soccer no es grande y que ¿por qué un australiano vestiría una camiseta de fútbol argentina?, sumadas mis ganas de hablar en español (solo hablo con Lili y su prima; no es grave porque (¿todavía?) no me contestan), junté coraje y me acerqué.

Un rato después, llegó otro grupo sin tablas, pero que a simple vista decían 100% locales. Después de jugar un poquito con un frisbee (¿?), clavaron un wicket cerca de la orilla y empezaron a jugar al cricket. No entendí la dinámica de jugar con un bateador y un wicket, ni corrían al batear. Anyway, mientras los chicos la pasaban bomba yo me di vuelta y volví a mi libro.
La pelota de tenis picó cerca mío (la arena no estaba seca, seca, obviamente) y aterrizó en mi espalda, a la altura de mi cintura. Increíblemente ahí se quedó. Giré la cabeza, los chicos aplaudían, se reían. Agarré la ball, y viendo quién se acercaba a buscarla esperé y se la devolví en la mano.

Dos invitaciones, misma noche. Ufff.

Monday, December 7, 2009

La palmera

Un día, muy temprano a la mañana, alguien puso esto alrededor mío. Esto que no me permite ser. Ser soy, sólo que de una manera que no se asemeja en nada a lo que había imaginado tiempo atrás.
Todo cambió el día que este ser raro levantó uno a uno paneles con un grueso marco del mismo color que mis hojas, llenos de cuadrados dentro de este borde y los puso tan cerca de mi cuerpo como pudo, generándome incomodidad y la imposibilidad de moverme.

Mis extremidades se vieron afectadas por esta disposición y al principio no estaban nada contentas. Rama no se llevaba bien con Ramita, hubiera preferido estar más cerca de Ramilla. Ésta, moría de ganas de pasar más tiempo con Ramón pero se tuvo que conformar con la compañía de Rami. Ramera no tenía problema, el roce con cualquiera le venía bien. Ramona no perdió el centro sino las dimensiones y desde su perspectiva (física) superior no dejó de dar indicaciones (todavía las da).

Cuando el viento me permite, puedo ver a toda mi familia. Una atrás de la otra, o una delante de la otra (según quien hable), en una perfecta línea que no llego a ver dónde termina. Las más pequeñas me recuerdan mis primeros meses llenos de inocencia y omnipotencia; creía que a no me pasaría… y acá estoy, atrapada como todas las de mi generación. Miro enfrente y veo a las más experimentadas: altas, fuertes, abiertas. Espero llegar a ser como ellas.

Hace tiempo desistí a la idea de romper lo que me rodea; quien sea construyó esta caparazón fue muy hábil. En cambio, me alimento todo lo que puedo para crecer rápido y vean que no necesito esta protección (en caso que lo hayan puesto por mi bien, cosa que dudo enormemente). Yo digo que hoy no la necesito pero nadie me escucha, a nadie le importa. Nadie me preguntó y aun así acá está; rodeándome, asfixiándome.

Espero que el tiempo pase rápido y que pronto me pueda estirar. Temo que si se demoran voy a haber perdido la movilidad pero más me angustia que me cueste recordar la sensación de libertad; me aterra idealizarla y pensar que puedo morir sin volver a sentirla.