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Monday, July 5, 2010

Vietnam

Estábamos en restaurante indio prácticamente enfrente de nuestro hotel en Ho Chi Minh. Sentadas en el alley, esperando nuestros chicken currys Jenni me preguntó: ‘¿Y? ¿Vietnam?’
‘Bueno. Muy bueno,’ respondí.
Silencio.
Y entendí lo que muchos me repitieron durante años.

J y yo coincidimos que lo que más nos gustó fue Hoi An. Después de un día de lluvia en un café jugando a las cartas y comiendo nuestros ya clásicos spring rolls; visitando tailors, eligiendo telas para un vestido, un tapado, eligiendo el modelo del vestido y el tapado; después de pelar por que nos devuelvan los pasaportes; al otro día encontramos la parte linda de esta ciudad. No por nada también ha sido declarada patrimonio de la humanidad.
La parte antigua es colorida, alegre. A pesar del calor que no cesa, del sol radiante, no querés dejar de caminar sus calles y meterte por los callejones. Por suerte no hay mucha gente en la calle, todo está cuidado.
En esta parte de Hoi An, también nos dimos un lujo. No pudimos resistir la oferta de ‘One
dollar manicure’ y nos fuimos a hacer los pies a un cuartito en el medio del market.
‘Che, me está sacando todo … agua, crema ni en joda ¿no?’
La cara de Jenni, de “pagamos dos dólares, ¿qué esperás?” dijo todo.

El segundo tramo de nuestro Open Bus nos llevó a la former Saigon. Esta vez asientos en la parte de arriba. Me tocó en el medio, arriba. Atrás mío, a la derecha, cocodrilo dandy que medía 1,90 y sus pies de a ratos tocaban mi brazo. A la izquierda, una inglesa que medía 1,60 cuyos pies también rozaban mi brazo. Ninguno de los dos usa desodorante para pies.


En Ho Chi Minh volvimos a encontrar la velocidad con la que se mueve toda ciudad. Y aunque acá hay prácticamente una moto cada dos personas (viven casi diez millones de personas), el ritmo de Han Oi me pareció mucho más rápido.
Fuimos a Cu Chi, donde el Vietkong luchaba contra los americanos; recorrimos un poco la zona y bajamos a ver cómo era su mundo subterráneo. Yo no pude ver mucho, después de dos pasos agachada me di vuelta, ‘sorry, sorry, can’t do this,’ y subí. Esperé a la exploradora Jenni al final de los 120 metros que hizo bajo tierra.

En todos lados vimos mujeres vestidas en pijamas, a cualquier hora del día y en cualquier lugar. No podemos decir que los vietnamitas son las personas más amorosas del mundo. Te persiguen, ‘buy something, miss, buy something…’ ‘hotel, cheap room, here, here…’ ‘what do you want? Come…’ ‘what do you need, miss?’ Pasás caminando y te tocan. Te agarran o acarician el brazo. Totalmente innecesario e inapropiado.
Una vez que necesitás sus servicios o productos y les diste lo único que les interesa de vos, dejás de exisitir. A tal punto que jamás van a atenderte inmediatamente; siempre hay una novela, un llamado, un mensaje de texto, una sopa por tomar, cualquier cosa va a ser más importante que lo que vos puedas necesitar.

Quisimos saber qué pensaba una persona acera de Ho Chi Minh, el héroe nacional de quien no escuchamos más que maravillas. Resultó que una persona sólo podía responder acerca de tours, habitaciones, lugares para comer, vuelos, viajes en bus; su inglés no le permite más.
No nos sorprendió. Creo que no hemos visto ni un cartel sin errores. Al pie de la visa para Vietnam, se lee: I wsear that…

Otra vez en el bus; destino Cambodia. ‘Lionel Messi,’ decía el tipito cada vez que me tenía que dar el pasaporte. Al igual que muchos otros, decía que apostaba por Argentina para el partido contra Alemania. Lo que siguió, más adelante.

2 comments:

Anonymous said...

Caíste!!! Elegiste telas, fuiste a un sastre, te mandaste a hacer ropa!!! Pijamas como las locales??? Grande Vic!!!
Manicura...mejor no digo nada!!!
Beso enorme,

Ma

Anonymous said...

jaaaaa genial
te mandé un mail y no me lo contestaste insolente
buenísimo el 1 dollar manicure, ya era hora de que te dieras un(a especie de) lujo
espero el próx post
au revoir!

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